jueves, 8 de enero de 2009

The Huge Metal Fan - Hammers of Misfortune

De Global Domination, una interesante observación sobre el doble disco de Hammers of Misfortune, "Fields/Church of Broken Glass":

"Hammers could have done so much with the double-album format, that it is quite disappointing to find that the two disks are very similar in sound. Apart from the lyrical concepts, there really is nothing preventing all eleven songs from nestling on the same CD. Even more disappointing is it to find that Cobbett has decided to venture even further into the depths of the 70’s.

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Initial complaints aside, this/these isn’t a/aren’t bad/bad album/beer coasters. Cobbett has not lost his flair for epic song-writing, nor his aptitude for writing genuinely poetic lyrics, a rare, rare sight in metal. I admit I haven’t spent any time studying the lyrics for this one, so I shan’t delve. Musically, I think the greatest change from “The Locust Years” is the increased focus on the Hammond Organ, which actually isn’t surprising given Cobbett’s expression of interest in the instrument. On “Fields” and “Church of Broken Glass” it seems almost to vie with the guitars for control, often taking the lead and soloing. Even when it doesn’t, its presence is perpetual."
Como cualquier hijo de vecino, me encanta la música de los 70's. Puede ser un gusto antiquado, lo sé, pero el tiempo pasa, y me doy cuenta que en esa decada los artistas tenían la libertad de hacer grabaciones apasionantes y las disqueras usualmente las lanzaban sin tantos peros. Cuando los grandes conglomerados (CBS, Capitol-EMI y Warner et al) se dieron cuenta del negociazo que era vender discos, esa libertad se comprometió para los que no cumplían las ventas esperadas.

Es interesante analizar el gusto por lo de antes. Mucha música actual trata de capturar la esencia de algunos estilos de los 60-70-80-90´s y hacerla altamente estilizada. Por un lado, lo cool es escuchar artistas como MGMT (synth pop en esencia, algo de Suicide, algo de Flaming Lips) o The Killers (igual, synth pop bailable pero con algo de Duran Duran, U2 y el Flowers cantando como Springsteen) y opinar que suena muy fresco, divertido y estimulante. Por otro, lo snob/highbrow es maldecir todo lo que parezca a los 60-70-80-90's (sin ignorar su influencia) y exigir algo nuevo.

A mi me pegan las dos ondas simultaneamente. Cuando disfruto algo como el nuevo (doble) disco de Hammers of Misfortune, al poco tiempo me pregunto porque lo harán que suene tan parecido al prog de los 70's y si su onda evocadora pueda trascender.

La respuesta a la primera es fácil: el prog setentero es divertido porque le agrega un nivel de complejidad aceptable a la estructura básica de rolas rockeras y le pone textura usando instrumentos como el glorioso Hammond B3. Los 11 temas de "Fields/Church of Broken Glass" (quizá lado a/lado b se les hacía aburrido) son pegajosos, muestran formas como interludios instrumentales y buenos solos y la interpretación es dinámica, destacando la manera en que las voces de John Cobbett (guitarra y líder), Jesse Quattro y Sigrid Sheie (teclado) se entrelazan. Las letras son decentes, explorando la relación entre la vida rural y urbana al principio de la revolución industrial.

En cuanto a trascender, es más relativo. Más que dominar al mundo, me suena a que los Hammers of Misfortune buscan colocarse junto con los grandes del género. Para ustedes que les gusta el prog básico como a mi, este disco es como un "Farewell to Kings" o "Red", que pudo ser aclamado en ese tiempo y se disfruta actualmente como tal, ni más ni menos. No es algo fresco o nuevo, pero sí estimulante. Y cuando lo escuché aquí en la oficina, una de mis compañeras me dijo, "¿Otra vez tu rollo retro?" Eso puso a mi lado outsider muy feliz.

Recomendado: "Train", último tema del disco (doble).

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